domingo, 29 de octubre de 2017

MI VOTO RAZONADO POR HONDURAS

En Honduras se acerca un nuevo proceso electoral y como hondureños debemos decidir nuestro voto y elegir a uno de los candidatos presidenciales actuales. Es un deber ciudadano participar en la selección de la persona que va a dirigir nuestro país durante los próximos 4 años. No podemos dejar de opinar o guardar silencio ante tan importante acontecimiento. La abstención no es una opción! Una vez dejado claro esto, debemos manifestar que solo se puede elegir entre los candidatos válidamente inscritos y aceptados por el Tribunal Supremo Electoral. Es decir, escoger entre ellos, con sus virtudes y defectos. No se trata de buscar un candidato ideal, sino de seleccionar el mejor o el menos malo de entre los candidatos que están inscritos. El voto nulo o en blanco tampoco es una opción. Hay 9 candidatos definitivos, de los cuales solo 3 tienen importantes caudales de votos y por tanto posibilidades de ganar los comicios. Así que debemos descartar los 6 candidatos que no tienen chance, ya que serían votos perdidos. Esos 3 candidatos presidenciales con chance son: Juan Orlando Hernández, Salvador Nasralla y Luis Zelaya. Vamos a analizar cada una de estas candidaturas: Salvador Nasralla, candidato de la Alianza de la Oposición, es un showman de la televisión que no tiene preparación para gobernar un país, es una persona emocionalmente inestable y con reacciones histéricas y poco ecuánimes, que no son convenientes para un Presidente de la República. Sus declaraciones y opiniones son disparatadas y sus propuestas de gobierno son populistas, demagógicas e irrealizables. Asimismo, Nasralla es el candidato del partido LIBRE de tendencia comunista y el cual apoya públicamente a la narcodictadura castrochavista que lleva más de 19 años en el poder en Venezuela, y la cual destruyó uno de los países más ricos del mundo a límites impensables, llevando a la población a un 83% de pobreza y a un desabastecimiento total de alimentos, medicinas, productos de higiene personal, productos del hogar, repuestos de carros, etc. Además de las graves violaciones a los Derechos Humanos, los más de 400 presos políticos, las violaciones a principios democráticos básicos, la persecución a la disidencia política, los alarmantes niveles de corrupción y narcotráfico, entre muchas otras cosas que suceden en Venezuela. Siendo ese el modelo que pretende el partido Libre implantar en Honduras, con expropiaciones y un control exacerbado de los medios de producción por parte del Estado. No quiero que Nicolás Maduro y Raúl Castro sean los que den las directrices para gobernar a Honduras. Si Venezuela con tantos recursos petroleros, de oro, hierro, coltán, agrícolas, etc, la destruyeron de esta manera, no me quiero ni imaginar lo que harían con Honduras, que no cuenta con esa cantidad de recursos naturales. En conclusión, Nasralla representa el caos, la ingobernabilidad, la división social y el retroceso para Honduras, por lo que no califica para ser Presidente de la República. Es un salto al vacío! El otro candidato es Luis Zelaya, quien, según todas las encuestas serias, se mantiene relegado en un lejano tercer lugar en las preferencias del electorado, sin mucho chance de ganar. Sobre este aspirante podemos decir que es una persona con poco carisma, que tiene una imagen muy elitista, y que no demuestra, en sus gestos y actuaciones, sensibilidad social. Además, no tiene trayectoria política ni experiencia en la gestión pública. La gente lo califica de arrogante. Ganó la candidatura del partido Liberal ante la ausencia de liderazgo en esa organización política, lo cual le permitió imponerse a través de una campaña electoral muy fuerte en las primarias. Considero que no es su momento para ser presidente, debe mejorar la imagen que transmite y hacer trayectoria política y quizás en un futuro pueda tener más oportunidad. Por último, tenemos al actual Presidente Juan Orlando Hernández, quien pudo ser candidato gracias a una sentencia de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia que desaplicó la prohibición absoluta de reelección presidencial, la cual se consagraba en un artículo pétreo. Hay que dejar claro que el mecanismo que se utilizó para establecer la reelección presidencial en Honduras, no fue el más idóneo desde el punto de vista jurídico, ya que la vía constitucional para modificar esa prohibición era a través de una Asamblea Nacional Constituyente. Pero, ya se tiene un antecedente idéntico en Nicaragua, que paradójicamente la izquierda hondureña apoya y aplaude, mientras en Honduras lo critica. Sin embargo, la realidad fáctica es que se hizo a través de una sentencia que fue confirmada por la Sala Plena de la Corte Suprema, y que fue apoyada por la Fiscalía General de la República, el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos, el Congreso Nacional, la Procuraduría General de la República, el Tribunal Superior de Cuentas, el Tribunal Supremo Electoral, las Fuerzas Armadas y las Iglesias e indirectamente fue legitimada por el pueblo al obtener, Juan Orlando Hernández, la mayor cantidad de votos en las elecciones primarias que celebraron los partidos más importantes. Siendo esto así, mi postura jurídica frente a la sentencia de la CSJ es solo una simple opinión legal sin efectos válidos. Por lo que la reelección es una realidad autorizada en Honduras y en consecuencia estamos obligados a ponderar y analizar la candidatura del actual presidente, desde el punto de vista político, una vez superado el obstáculo jurídico que tenía. Juan Orlando Hernández en su periodo de gobierno ha demostrado que es un hombre de grandes decisiones y de grandes metas que están enrumbando al país hacia puerto seguro. Se ha comportado como un verdadero estadista. No se puede negar que este gobierno ha tomado las medidas económicas necesarias para estabilizar nuestro país. Ya las calificadoras de riesgo internacionales más importantes han otorgado mejores índices a Honduras, con lo cual se hace más atractiva para los inversionistas. Se logró controlar la inflación (en menos del 4%) y el dólar, los cuales se mantienen estables y sin variaciones de importancia. Todas las cifras macroeconómicas del país han sido estabilizadas y hoy Honduras muestra una economía más sólida, más fuerte y más atractiva para los inversionistas, con una excelente tasa de crecimiento económico. En materia de turismo se han hecho impresionantes esfuerzos que van desde decretar este rubro como una actividad prioritaria para la Nación hasta la facilitación de muchas herramientas legales, construcción de infraestructura necesaria, ampliación de la conectividad aérea, mejora y construcción de puertos y aeropuertos en diferentes departamentos, todo lo cual ha llevado a un incremento significativo de las divisas que deja esta actividad. Igualmente, se ha logrado posicionar a Honduras a través de la marca país como un destino seguro y atractivo para los visitantes extranjeros, los cuales han aumentado significativamente en número, ayudando de manera importante a la economía del país. Se han implementado programas de ayuda para las pequeñas y medianas empresas, se ha invertido en planes de ayuda social, construcción de viviendas, reparación y construcción de escuelas, construcción de universidades públicas, se han otorgados becas de estudios tanto a nivel nacional como internacional, considerando a la educación como algo prioritario para la nación. Ningún gobierno en Honduras se había preocupado y ocupado tanto por los pobres como el gobierno actual. Se han construido muchos parques para una vida mejor, que han ayudado a facilitar el derecho a la recreación de los hondureños y a mejorar la calidad de vida en las ciudades, enmarcándose esto dentro del plan de seguridad integral. Se ha realizado una lucha frontal contra el narcotráfico y contra las maras que han llevado a reducir el índice de homicidios sustancialmente, siendo hoy, un país menos inseguro y dando la esperanza de que en un poco más de tiempo se alcancen cifras de seguridad mucho mejores. El sistema de cárceles de máxima seguridad que se han construido también ha ayudado a mejorar el clima de tranquilidad que se vive en el país. También se han inaugurado laboratorios criminalísticos de última tecnología para poder hacer las investigaciones y reducir la impunidad. Asimismo, se ha mejorado impresionantemente la red de carreteras y vías públicas en toda Honduras, donde antes solo habían caminos de tierra, hoy hay excelentes carreteras pavimentadas, además de la construcción del canal seco que traerá empleos y prosperidad a muchas zonas del país. De igual manera, se ha invertido en materia de salud, mejorando las condiciones en muchos centros hospitalarios y se han construido nuevos hospitales a los que puede acudir la gente de escasos recursos. Considero que el presidente Hernández es el único que puede garantizar, en estos momentos, la gobernabilidad democrática y la estabilidad de la Nación. Honduras era un país desorganizado en sus finanzas, sin un norte claro, dominado por el crimen y el narcotráfico, con mucha pobreza, pero en casi 4 años, Juan Orlando Hernández organizó la economía del país, el cual ahora tiene un rumbo claro, ha dado golpes mortales al crimen organizado y ahora solo falta reducir la pobreza, lo cual se logrará en los próximos años cuando empiecen a sentirse los efectos de su gobierno en la microeconomía y en la generación de empleos masivos. Todavía falta mucho por hacer, todavía falta ver los efectos positivos de muchas medidas que se verán a mediano y largo plazo a nivel microeconómico y es por eso que debemos darle la oportunidad al presidente Hernández de que continúe cuatro años más para que pueda culminar y concretar toda su obra de gobierno y los hondureños podamos disfrutar de todos los resultados positivos de su gestión. Votar por otro candidato sería paralizar el desarrollo que estamos teniendo, es volver al estancamiento y atraso que teníamos antes. Igualmente, debemos destacar la gran obra que ha venido desarrollando el Alcalde capitalino Tito Asfura, quien, sin lugar a dudas, ha sido el mejor alcalde de Tegucigalpa de todos los tiempos, convirtiendo a este Municipio del Distrito Central en una ciudad moderna y digna de los hondureños. Para que esta extraordinaria gestión pueda continuar es necesario que Juan Orlando Hernández siga siendo presidente, porque de lo contrario, otro candidato no le va a dar el apoyo que le da Juan Orlando a nuestro alcalde, y se paralizaría el desarrollo que estamos teniendo en la capital del país. Estoy consciente que a muchos, guiados por el fanatismo político o el odio visceral, no les gustará este escrito, pero es lo que siento en el alma y en el corazón y es lo que pienso y razono, y es lo que quiero comunicar en base a mi derecho a la libertad de expresión y de opinión que me garantiza la Constitución Nacional y la democracia. Yo deseo lo mejor para Honduras, quiero verla grande, próspera, con pleno empleo, pujante, llena de vida alegre y de paz. Estoy convencido, que en estas elecciones eso solo lo garantiza Juan Orlando Hernández, por quien voy a votar con mucha esperanza este 26 de noviembre. Dr. Álvaro F. Albornoz P Tegucigalpa, 29 de octubre de 2017.

martes, 11 de julio de 2017

LA CONSTITUYENTE FRAUDULENTA DE NICOLÁS MADURO

La dictadura que impera en Venezuela, dirigida por el sátrapa Nicolás Maduro Moros, pretende imponer, por la fuerza y sin previa consulta al pueblo, una Asamblea Nacional Constituyente para elaborar una Constitución a la medida, que legalice las arbitrariedades, violaciones a los Derechos Humanos y la corrupción, que elimine a los partidos de oposición y la propiedad privada y que sobre todo perpetúe al narcorégimen en el poder. En franca y abierta violación a la actual Constitución, diseñada y aupada por Hugo Chávez y catalogada por el chavismo como la “mejor Constitución del mundo”, Nicolás Maduro en complicidad con el sumiso Consejo Nacional Electoral, lleva a cabo un proceso electoral donde se quiebran principios fundamentales de la Teoría de la Democracia. La Constitución venezolana es clara cuando en su artículo 347 señala que el pueblo venezolano es el depositario del poder constituyente originario y que en virtud de eso es el único que puede convocar una Asamblea Nacional Constituyente. De acuerdo con el artículo 348 constitucional, la iniciativa de convocatoria a la Constituyente la pueden tener el Presidente de la República, la Asamblea Nacional, los Concejos Municipales y el 15% de los electores, pero todas esas iniciativas deben pasar obligatoriamente por la aprobación del pueblo para que se pueda convocar. En cualquier país del mundo, la Constitución es el documento político fundamental y más importante, es la Carta Magna, es el texto jurídico sobre el cual se cimienta el resto del ordenamiento. Es insensato pensar que algo tan trascendente, se puede modificar o sustituir sin el consentimiento previo de los ciudadanos. Las Constituciones democráticas son producto del mayor consenso posible entre todas las fuerzas políticas y sociales que hacen vida en un país, no pueden ser producto de la imposición unilateral de un solo grupo de poder, ni mucho menos de un grupo minoritario como es el caso del oficialismo en Venezuela, que es repudiado por cerca del 90% de la población venezolana. El tirano Maduro adelanta un proceso constituyente donde no se le consultó al pueblo previamente si quiere cambiar su Constitución; con candidatos exclusivos de su partido, la mayoría con antecedentes penales y con conductas antidemocráticas; sin participación de la oposición y con un sistema de elección diseñado para que obtengan la mayoría de los escaños, aún si la oposición participara. El resultado será una Constitución impuesta de manera totalitaria, en contra de los intereses nacionales y que establecerá una dictadura institucionalizada en manos del grupo de criminales y delincuentes que hoy ostentan el poder. El mundo democrático no puede tolerar ni permitir que Nicolás Maduro ejecute su perverso plan de destrucción de la República desde el punto de vista político, como lo ha hecho desde el punto de vista económico, donde llevó al país a las más escalofriantes cifras de inflación, de pobreza, de miseria, de hambre, de desnutrición, de cierre de empresas, dejando a un altísimo porcentaje de los venezolanos en la penosa situación de tener que comer de la basura, y con una situación crítica en el ámbito de la salud, donde no se consiguen las medicinas más básicas y elementales y mucho menos los tratamientos para enfermedades más graves, con unos hospitales públicos en la ruina más ignominiosa, a pesar de haber recibido cientos de millones de dólares por la renta petrolera durante la gestión de Chávez. El desabastecimiento y escasez de alimentos es aterrador, mostrando todos los supermercados anaqueles totalmente vacíos, que solo en los países en guerras muy grandes, se puede observar algo similar. Son alarmantes las cifras de la corrupción, las cuales sobrepasan cualquier capacidad de asombro. Solo un expresidente de la estatal petrolera PDVSA se robó más dinero de lo que representa el presupuesto nacional de cinco países de Centroamérica. Por eso el índice de corrupción de Transparencia Internacional coloca a Venezuela como el país más corrupto de América Latina y uno de los más corruptos del mundo entero. La anarquía, el caos, la división, el odio que deja el socialismo en Venezuela serán difíciles de superar; por lo que hay que salir de este régimen inmediatamente antes de que sea más tarde. Venezuela es uno de los ejemplos más claros de cómo el socialismo es capaz de destruir hasta los países más ricos del mundo, y que solo sirve como una fábrica de pobreza y de emigración de sus ciudadanos, quienes se ven obligados a buscar en otros países, las oportunidades que no encuentran en el suyo. Venezuela merece un mejor destino, ya su gente ha pagado demasiado caro el error de haber elegido a Chávez como su Presidente, quien dejó en el poder de manera fraudulenta a este legado de terror y muerte que significa el régimen de Maduro. Los venezolanos debemos entender que está en juego el futuro del país y que en esta lucha no hay matices: o acabamos con la dictadura o ellos acaban con nosotros.

jueves, 29 de junio de 2017

HONDURAS: ¿REELECCIÓN O SOCIALISMO?

El domingo 26 de noviembre de este año se celebrarán las elecciones generales en Honduras, donde se elegirán los 298 alcaldes de todo el país con sus respectivos regidores, los 128 diputados del Congreso Nacional, 20 diputados al Parlamento Centroamericano y el Presidente de la República. Por lo tanto, el país se encuentra inmerso desde ya, en una lucha por el poder y en la precampaña electoral. Varios partidos con sus candidatos compiten por obtener la corona más preciada: la Primera Magistratura, con un periodo de duración de 4 años. Tenemos en primer lugar al actual Presidente de la República, el abogado Juan Orlando Hernández (del Partido Nacional), quien opta por la reelección, después que una sentencia de la Sala Constitucional –muy cuestionada por la oposición- habilitara esta posibilidad, la cual estaba prohibida en la Constitución por un artículo pétreo. En segundo lugar, el candidato de la alianza política entre los partidos Libertad y Refundación (LIBRE), de ideología comunista, y el Partido Innovación y Unidad (PINU) de ideología socialdemócrata: Salvador Nasralla, quien es un ingeniero, comentador de noticias deportivas en televisión y que ya había competido en las elecciones pasadas, quedando de cuarto lugar. En tercer lugar, el ingeniero Luis Zelaya, candidato del Partido Liberal, quien venía desempeñándose como Rector de una universidad privada. Luego hay varios candidatos sin posibilidades reales de triunfo, pero que añaden sal y pimienta a la sopa electoral, entre ellos el General Romeo Vásquez Velásquez (quien ordenó llevar al expresidente Mel Zelaya a Costa Rica, cuando fue defenestrado en el 2009), postulado por el partido Alianza Patriótica Hondureña; Lucas Aguilera por el Partido Democracia Cristiana; Marlene Alvarenga por el Partido Anticorrupción (fundado por Salvador Nasralla); Alfonso Díaz por UD; Augusto Cruz Asencio por el partido Vamos; Isaías Fonseca por el Faper y el único candidato independiente, René Bendaña. En esta primera etapa, previa a la campaña electoral, las encuestas que se han realizado hasta la fecha y los resultados de las elecciones primarias de los partidos principales, indican que lleva la delantera, de manera sólida, el actual presidente conservador, Juan Orlando Hernández, quien tiene una alta aceptación de su obra de gobierno por parte de la población hondureña. Las principales ofertas electorales del candidato oficialista son seguir disminuyendo los índices de criminalidad, acabar con los carteles de narcotráfico, seguir impulsando el desarrollo económico y social del país y convertir a Honduras en una potencia turística con pleno empleo. Por su parte, el candidato de la izquierda chavista, Salvador Nasralla, después de haberse declarado –tiempo atrás- enemigo de los comunistas y conocérsele como un personaje de derecha, ahora mutó a ser un defensor de la dictadura venezolana y del socialismo del siglo XXI, lo cual ha afectado su credibilidad y popularidad, no logrando despegar en las encuestas. Como una tercera vía entre la izquierda y la derecha, se presenta el exrector Luis Zelaya, quien ganó las primarias del Partido Liberal, sin haber tenido una trayectoria partidista y presentándose como un outsider, que pretende recuperar la grandeza que tuvo en otros tiempos el mencionado instituto político. Pero luego comenzó con mal pie, al pedir perdón a los seguidores de Mel Zelaya por los sucesos del 2009, tratando de que volvieran al partido, del cual se escindieron; logrando el efecto contrario de que más bien dejaran de ver con buenos ojos su opción presidencial, los michelettistas liberales, los cuales tienen un peso significativo en el liberalismo hondureño. Todo esto aunado a la falta de carisma y al desconocimiento que tiene la población de su figura política, el ingeniero Luis Zelaya no logra alzar vuelo tampoco en las encuestas. El panorama electoral, hasta el momento, luce despejado para la reelección presidencial de Juan Orlando Hernández, quien se convertiría en el primer Presidente de la era democrática en ser reelecto en el cargo por la voluntad popular, a pesar de las acusaciones de corrupción que le endilga la oposición al Partido Nacional, como por ejemplo, el desfalco en el Instituto de los Seguros Sociales, que se dio en el gobierno nacionalista anterior. Sin embargo, las luchas políticas por el poder en Honduras son fratricidas y se espera una campaña electoral sucia, llena de acusaciones de un bando contra otro, incluyendo las denuncias de fraude el día de las elecciones, como ya se empieza a visualizar.