domingo, 7 de enero de 2018

Elecciones en Honduras: ¿Fraude o reelección legítima?

Honduras celebró elecciones generales el pasado 26 de noviembre, resultando electo, según cifras oficiales del Tribunal Supremo Electoral, el actual Presidente Juan Orlando Hernández, por una diferencia de un poco más de 50.000 votos con respecto a Salvador Nasralla, quien no ha reconocido este resultado, alegando fraude. Es importante hacer algunas aclaratorias sobre este resultado electoral. Para comenzar, que estas elecciones fueron las más observadas de toda la historia de Honduras. Estuvieron presentes cientos de observadores nacionales e internacionales, entre estos últimos, la Organización de Estados Americanos (OEA) y la Unión Europea, quienes asistieron invitados por el gobierno hondureño. Cada misión de observación electoral produjo un completo informe sobre el proceso electoral, señalando algunas irregularidades, frecuentes en cualquier elección, pero sin concluir en modo alguno que hubo fraude electoral o manipulación de los resultados. Ambos informes definitivos concluyen en un reconocimiento y aceptación de los resultados, siendo el de la Unión Europea más claro y contundente en ese sentido, ya que el de la OEA fue ambiguo, dejando brechas y dudas que han atizado la contienda post electoral. Sin embargo, hay que resaltar que el informe de la OEA nunca menciona la palabra fraude y señala expresamente que no pueden concluir que hubo manipulación dolosa de los resultados. Al contrario, la Misión de la OEA contabilizó los resultados a nivel presidencial que arrojaron las actas del TSE y de los tres principales partidos en la contienda como son el Partido Nacional, el Partido Liberal y la Alianza de Oposición y en todas las actas ganaba el candidato Juan Orlando Hernández, con insignificantes diferencias porcentuales. Nuestro sistema de votación es completamente manual: los electores votan manualmente en las papeletas, los miembros de las mesas electorales cuentan los votos de forma manual y públicamente y registran los resultados en actas de escrutinio que son firmadas por todos los miembros que representan a cada partido político postulante, luego esas actas se escanean y se envían al TSE para que las vaya totalizando y pueda dar un resultado, pero siempre se envían las actas físicas como comprobantes del resultado final. Pues esas actas físicas que están en poder de cada partido político y del TSE fueron revisadas y contadas por la misión de observación de la OEA, comprobando los resultados emitidos de manera oficial por el ente electoral hondureño. Asimismo, hubo un reconteo de votos de un alto porcentaje de mesas electorales, que se hizo en presencia de los representantes de todos los partidos políticos y de los observadores internacionales, el cual confirmó el triunfo de Juan Orlando Hernández. En este sentido, los partidos Libre y Pinu que apoyaron al candidato Salvador Nasralla a través de la llamada Alianza de Oposición que conformaron, suscribieron y dieron fe de los resultados en cada acta de escrutinio que se levantó en cada mesa de votación; por lo que la única manera de hacer un fraude electoral es que todos los representantes de los partidos políticos estén de acuerdo. Tal como lo constató la misión de la OEA, las actas de la Alianza de la Oposición y las actas del Partido Liberal dieron ganador a Juan Orlando Hernández, por lo que es absurdo que sus candidatos aleguen fraude basándose en argumentos tecnológicos, en caídas del sistema, en fallas de transmisión, etc, cuando los votos están en las actas físicas y estas comprueban que ganó el candidato Hernández. También siguen alegando la supuesta ilegalidad de la reelección, cuestión que ya fue dilucidada por la Corte Suprema de Justicia y por el Tribunal Supremo Electoral, por lo que es un tema decidido y además convalidado por todos los partidos políticos al participar en las elecciones. Nos guste o no, estemos de acuerdo o no, con las argumentaciones, el caso es que la reelección es legal en Honduras, de acuerdo a las sentencias de la CSJ y decisiones del TSE y mientras no haya otro acto jurídico que diga lo contrario, queda instituida la reelección presidencial. En consecuencia, todo lo que se ha dicho y divulgado a través de una campaña bien orquestada para hacer ver que hubo un fraude electoral en Honduras es solo producto de elucubraciones, fantasías y divagaciones mentales que no tienen asidero real o fáctico. Solo son gritos delirantes e histéricos de los derrotados por el pueblo, sin aportar tan solo una prueba que demuestre el supuesto fraude. Ahora bien, hay que denunciar que toda esta campaña de desinformación y de mentiras se debe a un plan macabro urdido por el chavismo internacional, representante de la izquierda radical y liberticida, que no descansa en su deseo de apoderarse de Honduras para implantar el socialismo del siglo XXI que ha destruido a Venezuela y poder trasegar miles de toneladas de drogas ilícitas que le proporcionen ingentes cantidades de dinero al criminal dictador venezolano y su pandilla de delincuentes. Como no pudieron consolidar sus planes en Honduras en el año 2009, en virtud de la defenestración de Mel Zelaya, ahora lo vuelven a intentar presentándose en las elecciones para tomar el poder por la vía electoral y como no lo lograron, entonces ponen en marcha un plan de violencia, saqueos, destrucción y odio para hacerse del poder por la vía de la fuerza y del terror, manipulando a gente ingenua que apoyó su opción electoral, sin saber a ciencia cierta a quien estaban apoyando. Pero los hondureños de bien no vamos a permitir que un grupo de vándalos y mercenarios extranjeros, pagados con dinero robado al pueblo venezolano, vengan a imponer un modelo fracasado y hambreador en nuestro país, que destruya todos los logros y avances que se han materializado en los últimos cuatro años en Honduras. Se pretende crear un clima de ingobernabilidad que acabe con la paz del país y que paralice su crecimiento económico. Sin embargo, no lo lograrán, porque el pueblo hondureño lo que quiere es trabajar, quiere tranquilidad y sabe que estos disturbios solo generan caos, desabastecimiento, hambre, muertes, cierre de calles y carreteras y el principal afectado es el mismo pueblo. A pesar de las pretensiones de los chavistas hondureños, el país tendrá gobernabilidad y seguirá adelante. El Partido Nacional, al que pertenece Juan Orlando Hernández, obtuvo 61 diputados de 128 y junto a otros diputados de partidos minoritarios ya alcanzaron un acuerdo político, con lo que tiene la mayoría necesaria para aprobar la junta directiva del Congreso Nacional y las leyes que sean necesarias para el desarrollo de Honduras. Asimismo, el Partido Nacional obtuvo un contundente triunfo a nivel municipal, ganando 171 alcaldías de las 298 que existen en todo el país, con lo que el presidente reelecto tendrá una base de apoyo político, sólida y mayoritaria, que le permitirán gobernar sin sobresaltos durante este segundo mandato. No obstante, el Presidente Hernández, debe ser humilde para reconocer las fallas del gobierno y sus errores, enmendándolos, así como también debe profundizar y ampliar los logros y aciertos de su gestión, consiguiendo que la estabilidad macroeconómica comience a dar sus frutos, generando empleos y reduciendo la pobreza, saldando de esta forma la gran deuda social con el pueblo. Es necesario que se haga un gobierno de amplitud y concertación, que no implica una repartición de cargos, sino una constante participación de todos los sectores de la vida nacional para que sean efectivamente escuchados y tomados en cuenta sus planteamientos y propuestas. El Presidente debe escuchar a los empresarios y ofrecer alternativas o paliativos a la fuerte presión tributaria que tienen encima. El Presidente debe buscar una solución al alto costo de la electricidad a través de fuentes de generación diversas o naturales. El Presidente debe dar un golpe mortal a la delincuencia que la termine de erradicar del país o por lo menos la disminuya a su menor expresión. Los esfuerzos hechos hasta ahora han logrado bajar sustancialmente el índice de criminalidad, pero es perentorio que se disminuya al máximo. Las metas y objetivos fundamentales para este segundo periodo de gobierno deben ser la generación masiva de empleo y la reducción drástica de la pobreza, y en ello se deben enfocar todos los esfuerzos que se hagan. Con el desarrollo del turismo, como se ha venido haciendo, con la agricultura, pesca y ganadería y con la construcción de infraestructuras de todo tipo, se podrá alcanzar la mejoría de estos indicadores. Además, se debe dar una lucha frontal y contundente contra la corrupción, que pueda ser percibida por la opinión pública, la cual está cansada de tanta impunidad y de tanta malversación. Igualmente, el Presidente se debe rodear de la mejor gente, de los mejores talentos, de las personas más capacitadas profesionalmente y con mayor vocación de servicio, y colocarlas en las diferentes Secretarías de Estado y puestos claves del Gobierno, para que puedan ser un apoyo fundamental en la ejecución de los lineamientos que imparta como cabeza del Poder Ejecutivo. Los hondureños le dimos un voto de confianza a Juan Orlando Hernández para que concluya sus planes de desarrollo económico y progreso social que con tanto acierto ha venido ejecutando y cuyos beneficios puedan ser más tangibles para toda la población y también para que corrija los entuertos y deficiencias y de esta manera se pueda ganar la confianza y apoyo de quienes no votaron por él, y así salir por la puerta grande de Casa Presidencial. Entonces, todos podremos decir con orgullo, que valió la pena la reelección!